martes, 23 de septiembre de 2014

OTOÑO Y CRIANZA CON APEGO




Otoño es tiempo de cosecha y melancolía, periodo de transición entre el esplendor del verano y la quietud y descanso del invierno. Símbolo de madurez de la vida, cuando los recuerdos de vivencias pasadas irrumpen en nuestra vida para poder observarlos y valorarlos. Etapa vital en la que cosechamos lo que hemos sembrado y estamos en equilibrio con nosotros mismos.

Es el momento de liberarnos de los proyectos terminados y abrirnos al interior. Aunque tendemos a vivir alejados del cuerpo, concentrados en la mente, nuestra salud se verá fortalecida si respetamos lo que nos reclama, siempre en consonancia con los ciclos de la naturaleza. 

Los alimentos propios de esta temporada, nos ayudarán a depurar el organismo y prepararlo para el trabajo otoñal y después de la limpieza, los alimentos más consistentes y calóricos, nos proporcionarán para el frío.

La nariz es el órgano sensorial asociado con el elemento Metal, por lo que el sentido relacionado es el olfato.

El elemento que gobierna esta estación es el Metal, que según la filosofía oriental, este elemento representa las sales minerales de la tierra. Dicha energía se mueve y condensa hacia adentro y simboliza la purificación, la interiorización y la introspección. 

La llegada de esta estación de transición tiene su riesgo. Ya sea por la falta de luz o quizá por cierta añoranza de la etapa vital que dejamos atrás, lo cierto es que al comenzar el otoño no es de extrañar que nos sintamos más tristes, apáticos, cansados y sin vitalidad. A este desánimo y melancolia se lo conoce como "trastorno afectivo estacional" TAE. La luz del sol influye en la química del cerbro y modifica la producción de los neurotrasmisores cerebrales: serotonina, dopamina y noradrenalina, los cuales modulan el estado anímico.

Las emociones asociadas con el elemento Metal son la melancolía, la nostalgia o el pesar que sentimos ante la separación. Cuando esta energía se encuentra en equilibrio, tenemos la capacidad de aceptar la pérdida y una mayor sensibilidad. Este elemento también está detrás del instinto de superviviencia y autoprotección que nos ayuda a detectar las situaciones de peligro y así poner en marcha, de forma refleja, nuestros mecanismos de defensa. En cambio, cuanso el elemento Metal está en desequilibrio, se refleja en el deseo de abandonar y las pocas ganas de vivir. Produce mayor vulnerabilidad ante las pérdidas, disminución de la capacidad de análisis y sentimiento de falta de protección, lo que puede desembocar en una depresión.

Por su parte, la expresión del llanto también está vinculada a este elemento, pero, si bien se suele relacionar con una emoción negativa, no siempre es así. A veces, llorar es una buena manera de desahogo que ayuda a no quedarse bloqueado en la tristeza y permite al cuerpo y a la mente renovarse.





La ansiedad en la infancia por la separación o el dolor tras la pérdida de una figura de apego se considera una respuesta normal y adaptativa de un recién nacido apegado. 

Los bebés se apegan a los adultos que son sensibles y receptivos a las relaciones sociales con ellos y que permanecen como cuidadores consistentes por algunos meses durante el período de aproximadamente seis meses a dos años de edad. Cuando el bebé comienza a gatear y caminar, empieza a utilizar las figuras de apego (personas conocidas) como una base segura para explorar y regresar. La reacción de los padres lleva al desarrollo de patrones de apego que guiarán las percepciones individuales , emociones, pensamientos y expectativas en las relacioens posteriores.

La “crianza con apego” término acuñado por el pediatra William Sears, es una corriente basada en los principios de la teoría del apego, término acuñado por el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby en la psicología del desarrollo. Según la teoría del apego, un fuerte enlace emocional con los padres durante la infancia, también conocido como apego seguro, es precursor del desarrollo de una personalidad segura e independiente, un buen comportamiento, independencia, y relaciones buenas y sanas. Este tipo de crianza tendrá efectos positivos durante toda la niñez, adolescencia y adultez.


La Attachment Parenting International (API), partidarios de la crianza con apego del Dr. Sears, intentan fomentar un vínculo seguro con los hijos mediante ocho principios que se identifican como metas a conseguir por los padres. Estos ocho principios son:

  1. Preparación para el embarazo, el nacimiento y la paternidad.
  2. Alimentación con amor y respeto.
  3. Respuesta sensible a las necesidades del bebé desde que nace.
  4. Contacto materno el mayor tiempo posible.
  5. Propicio del sueño seguro físicamente y emocionalmente.
  6. Propicio del cuidado cariñoso constante.
  7. Práctica de la disciplina positiva.
  8. Búsqueda del equilibrio entre la vida personal y familiar.

Estos valores se interpretan de diversas maneras por todo el movimiento. Algunos padres afines a la crianza con apego también eligen vivir una forma de vida familiar natural, tal como el parto natural, el nacimiento en casa, criar en casa, educación en el hogar, aprendizaje natural, el movimiento anti-circuncisión, ligas para la libertad de vacunación, salud natural, movimientos de cooperativa y consumo de alimentos orgánicos.

Sin embargo, el Dr. Sears no requiere que los padres sigan estrictamente ningún conjunto de reglas, sino que anima a los padres a ser creativos al responder a las necesidades de sus hijos. La crianza con apego, fuera del modo del Dr. Sears, se centra en las respuestas que respaldan los vínculos seguros.

Los partidarios de la crianza con apego consideran importante el apego continuo del niño con su cuidador principal. Sin embargo, muchos contratan cuidadores, independientemente de que uno de los padres permanezca en casa. El cuidado “amigo” de la crianza con apego se centra en resolver las necesidades del niño primero, pero sin rechazar las obligaciones laborales de los padres fuera de casa.

  

 

 




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